Lirquén se recuesta entre el cerro y el mar. Ambas fronteras han sido las puertas a la sobrevivencia, al poblamiento, al crecimiento cultural de una comunidad de seres humanos capaces de levantarse una y otra vez, casi como el oleaje, van y vienen cada vez con más fuerza. Caleta de buzos mariscadores, de fabricantes de vidrios, de mineros del carbón. Lirquén es así porque sus habitantes lo han construido, lo han poblado con tanta fortaleza que se nota en las conversaciones francas y de frente. Es una comunidad de tanta riqueza en sus cultivos humanos que se aprende en cada conversación "a ras de piso", como señala el escritor Carlos Cea. Fotógrafo: Alonso Carrasco Cámaras: Nikon 100/Fuji Finepix S3 ProPelículas. Fuji Velvia 120 asa/Fuji 400 asa Lentes: 80/200mm nikon-20/35mm nikon-105 mm nikon-50mm.